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El fondo de Singapur activa su salida y revende a Grifols parte de su filial estadounidense

  • GIC se acoge a la venta de acciones de Biomat que preveía el acuerdo ya en la primera ventana que tenía para desinvertir
  • La cotizada catalana deberá abonar 47,2 millones a su socio en junio, pero se ahorrará parte del dividendo que le garantizó
  • Gana peso el argumento del auditor, que obligó a contabilizar la inyección de 830 millones como deuda
Grifols tiene una deuda de 9.139 millones de euros. EE
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GIC, el fondo soberano de Singapur, arranca su desinversión en Grifols. El inversor asiático inyectó 839 millones de euros en la cotizada hace casi dos años a cambio de una participación en Biomat, su filial estadounidense de centros de obtención de plasma. Con la operación, la firma incluyó una cláusula de salida parcial que se podía activar a partir de 2023 si así lo deseaba. Y en la primera ventana en la que ha tenido la posibilidad, la ha ejecutado: la empresa catalana deberá pagarle 47,2 millones de euros para recomprar parte de los títulos que le vendió.

El fondo comunicó su decisión el pasado diciembre y está previsto que la transacción se culmine este mes de junio. Grifols deberá abonar 52 millones de dólares (47,2 millones de euros al cambio actual) al cierre del primer semestre; una acción que podría tener que repetir sí GIC mantiene esta voluntad en los próximos años.

En 2021, la cotizada presidida por Thomas Glanzmann le otorgó al fondo singapurense una vía para lograr liquidez con la opción de vender una acción al año de las 19 que compró para hacerse con el 23,8% de Biomat. Era una cláusula que se podía activar a deseo de la gestora. El precio fijado era el mismo que pagó el socio asiático, lo que le otorgaba así una manera de recuperar su inversión. A partir del decimoquinto año, GIC puede deshacerse de manera definitiva de todos los títulos que todavía mantenga.

Grifols garantizó un dividendo de 71 millones de euros a GIC por su participación

Más allá del mensaje enviado y la salida de caja que supone la desinversión, no todo son malas noticias para Grifols. La multinacional de hemoderivados garantizó un dividendo de 4,16 millones de dólares (3,77 millones de euros al cambio actual) por cada una de las 19 acciones, lo que elevaba la factura hasta los 79 millones de dólares (71,6 millones de euros). Con la venta de cada título, la cuantía a desembolsar se reduce, lo que supone un ahorro en el largo plazo. Fuentes financieras sitúan en el 8% la rentabilidad obtenida por el fondo singapurense a través de los dividendos al final del periodo de la inversión.

GIC también se guardó la opción de liquidar las acciones al mismo precio de compra, pero con el derecho de percibir igualmente los dividendos no cobrados si el grupo presidido codirigido por Víctor y Raimon Grífols liquidaba Biomat o perdía su control accionarial.

No obstante, que la compañía deba afrontar la devolución de los 839 millones de manera periódica casi como si fueran vencimientos carga de razones a su auditor, KPMG, que le obligó a computar la inversión como deuda y no como una inyección de capital. Lo hizo en abril de 2022 debido a que las acciones adquiridas no tenían derechos de voto y los dividendos estaban garantizados, no dependían de los resultados cosechados por la filial.

La deuda de Grifols supera los 9.000 millones

La reclasificación implicó que Grifols tuviera que reformular las cuentas del ejercicio 2021 y elevar su deuda desde los 5.828 millones hasta los 6.480,3 millones. La compañía dijo a los accionistas que buscaba la fórmula para que la entrada de capital volviera a clasificarse como patrimonio, algo que hasta el momento no ha sucedido.

Desde entonces, la deuda financiera -una de las grandes preocupaciones de los analistas- ascendió hasta los 9.193 millones, pero con la mejora del negocio postpandemia la ratio con el Ebitda se quedó en 7,1 veces a cierre de 2022. La promesa es que el múltiplo sea de 4 veces para 2024. La compañía recordó que cuenta con una liquidez de 1.562 millones y una caja de 548 millones de euros.

Por ello, sopesa acciones para recortar su pasivo. Como explicó elEconomista.es en marzo, tiene sobre la mesa vender, total o parcialmente, el 26,2% que posee de Shanghai Raas, la empresa líder de China en la venta de productos plasmáticos.

Además, en febrero hizo anunció un plan de ajuste con el que prescindirá de 2.300 personas –principalmente en Estados Unidos-, el 8,5% de su plantilla mundial. Con el recorte, aspira a ahorrar 400 millones cada año.

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